sábado, 1 de noviembre de 2008

¿Una víctima del chupacabras?


Parecía un día más en el campo de Luis. Él se levanto y como todos los días desayuno una medida de grapa para escaparle al frío y salió a contar su ganado. Sin embargo, cuando cruzó la puerta su cara se transformó: había sangre y tripas por todos lados; algunas de sus vacas estaban muertas.

Esta secuencia se repitió una y otra vez. Misteriosamente, a pesar de las medidas de seguridad que tomó, Luis nunca pudo saber quién era el responsable de tal brutalidad.

Dicen por ahí que esos actos satánicos eran obra del mismísimo “chupacabras”, una extraña criatura de otro planeta que sedienta de sangre debora a todo animal que se le cruce.

Luis aún no lo pudo descubrir, pero asegura que pronto lo hará. Mientras espera sentado en su silla mecedora con un vaso de grapa en una mano y el rifle en la otra.
Más info sobre el chupacabras en: http://es.wikipedia.org/wiki/Chupacabras

La llorona argentina


“¿Dónde están mis hijos? ¿dónde están mis hijos?”, repite entre sollozos desesperantes una mujer. Nadie sabe de dónde sale esa desgarradora voz hasta que de repente una fantasmagórica figura, que viste una túnica blanca y lleva en su mano una fotografía, aparece y con una simple mirada de sus ojos rojos se lleva el alma de aquellos conductores que se cruzan en su camino.

Dicen que el fantasma de esta mujer, nombrada como “la llorona”, aún transita por las rutas argentinas buscando incesantemente a sus pequeños hijos que junto a ella habrían perdido la vida en un accidente de tránsito, causado por un conductor suicida.

Alguien sabe "¿dónde están mis hijos? ¿dónde están mis hijos? "...

viernes, 31 de octubre de 2008

En boca de otros II

Testimonio de una visitante del Cementerio de la Recoleta.

Las almas de la puerta 12


Fue la tarde en la que una cancha de futbol se tiñó de sangre y el resultado de un partido dejó de tener importancia. El 23 de junio de 1968, 71 hinchas encontraron la muerte en una avalancha trágica en la Puerta 12, del estadio Monumental. En aquel encuentro en el que River y Boca empataron en cero, tuvo lugar la mayor tragedia del fútbol argentino. Y que con el tiempo, pasó a engrosar la lista de casos impunes.
En la actualidad, cerca de donde solía estar la trágica puerta se encuentra ubicada el área donde concentra el equipo millonario.
Son muchos los jugadores de River que han asegurado que pueden escucharse gritos desesperados, lamentos y alaridos. También han comentado que hay sido testigos de sombras que se mueven, y puertas que son tocadas por alguien que al abrirla no aparece.
Otro aspecto de la cuestión es la "Ceremonia de Bautismo" a la que son sometidos los jóvenes de inferiores que viven en la pensión del club. Cada 23 de junio, son llevados en grupo y junto a un sacerdote realizan una especie de exorcismo en la Puerta 12. Los juveniles deben portar velas blancas y canalizar “su energía” para que el sacerdote pueda ir expulsando las almas de aquellos que murieron en el Monumental.
Más allá de la leyenda de las almas que perecieron en aquel trágico superclásico, lo más triste es que el episodio de la puerta 12 demostró una vez más que la justicia argentina es un mito tan grande que pocas veces se pudo demostrar que exista como tal.

Más info sobre la Puerta 12:
http://pta12.blogspot.com/

¡Que vivan los muertos!

Hoy se celebra una vieja tradición que, si bien no nos pertenece, en la Argentina desde hace algunos años se está haciendo más popular. Hoy se celebra… Halloween.
Nuestro país importó esta celebración tan importante en otros países (como en Estados Unidos y Canadá) pero de manera más comercial y divertida. Muchas escuelas primarias de Buenos Aires proponen a sus alumnos que, cada 31 de octubre, acudan a clases disfrazados parar recorrer una vuelta manzana tocando timbre al grito de “¿truco o trato?”, mientras extienden sus bolsas hacia la puerta de las vecinas para que las doñas las llenen con golosinas.
Los más grandes aprovechan para organizar fiestas de disfraces. Pero el verdadero origen del Halloween no es tan divertido como parece, su significado real es la unión del mundo de los vivos con el de los muertos.
Cuenta la leyenda que hace más de 2.500 años, cuando finalizaba el año celta (en nuestro calendario es el 31 de octubre), los espíritus podían salir de sus tumbas, apoderarse de los cuerpos de los vivos y, de esa manera, resucitar. Los aldeanos hacían todo lo posible para no ser atacados por los muertos y por eso decoraban las puertas de sus casa con huesos, calaveras, ataúdes y hasta tallaban caras siniestras en enormes calabazas para que los espíritus los confundieran con pequeños cementerios privados.
Además era necesario que todos los que vivían en la aldea encendieran una vela negra en conmemoración a los difuntos, de lo contrario serían atacados y les provocarían horribles pesadillas nocturnas. Aquellos que no las encendían, podían amanecer dementes o, peor aún, podían no volver a amanecer.
En la actualidad, los creyentes católicos aborrecen esta celebración por significar una veneración a los muertos, incluyendo espíritus malignos, abriendo otra brecha en la guerra entre el cielo y el infierno.
De una manera u otra, el Halloween sigue presente. Quien se anime a festejarlo como un juego, tendrá que atenerse a la posibilidad de un difunto enojado. Quien se anime a enojar a un difunto, tendrá que atenerse a la posibilidad de pasar una noche de pesadillas. Quien se anime a este mal sueño, tendrá que atenerse a la posibilidad de amanecer demente o, peor aún, no volver a amanecer.

En boca de otros

Juan Carlos es el cuidador del Cementerio de la Recoleta. Esta es la leyenda que eligió contarnos.

jueves, 30 de octubre de 2008

La leyenda del caballo salvaje


En el siglo XVIII existió, en la provincia de Buenos Aires, un caballo hermoso y de porte desafiante. Más grande que ninguno, corría a toda velocidad por los campos mientras sus crines coloradas jugaban con el viento. En medio de su pelaje, a la altura del vientre, el rojizo pelaje se convertía en blanco formando una braga, detalle por el cual los campesinos comenzaron a llamarlo “Bragado”.
Los soldados de la zona deseaban ser los dueños del potro, quien lo poseyera, tendría una victoria asegurada en cualquier batalla porque era el más rápido que jamás habían visto. Los gauchos lo querían para usarlo de semental y conseguir así, la reproducción de tan maravilloso ejemplar. Pero Bragado no quería ni las luchas ni las crías, no se dejaba atrapar. Corría sobre el pasto, se abalanzaba con todas su fuerzas ante quién buscara enlazarlo.
Una tarde de otoño, cuando el sol ya se escondía, nueve soldados lograron acorralarlo en la barranca de la laguna mientras el potro salvaje hacía un intento por beber de sus aguas. Trató de escapar por un costado, por el otro, hacia el norte y hacia el sur, pero el esfuerzo parecía inútil, el pobre Bragado se convertiría en un esclavo, se convertiría en un caballito de guerra. Desesperado por perder su libertad, y cuando sus captores creyeron que lo tenían firmemente atado, el potro se arrojó desde lo alto de la barranca prefiriendo morir.
Al verlo saltar, los soldados quedaron absortos y uno de ellos enunció: "Potro Bragado, como nosotros, preferís la muerte antes que perder tu libertad. Desde ahora esta laguna llevará tu nombre", y así se hizo en 1776. Años después, el Coronel Eugenio del Busto, puso ese nombre a la ciudad que fundó a las orillas de aquella mítica laguna. Hoy, por sus sueños de libertad y su coraje, el potro Bragado está eternizado en el escudo que identifica al Municipio. Cada año, en los primeros días de octubre, la ciudad celebra la Fiesta Provincial del Caballo en su honor.
El cuerpo del animal jamás fue encontrado pero muchos habitantes de la ciudad, y los pescadores que pasan largas tardes en la laguna, aseguran que cuando cae el sol puede escucharse el rápido galopar del caballo que relincha con el viento.